El pasado 10 de marzo, más de cuarenta personas participaron en el Hidrogeodía, que en nuestra ciudad llevaba por título Cada manantial, con su acuífero: las fuentes de Segovia”. Estaba organizado por el Programa de Educación Ambiental del Ayuntamiento de Segovia “Segovia Educa en Verde”, bajo la coordinación de la Asociación Internacional de Hidrogeólogos – Grupo Español (AIH‐GE), y con la colaboración de la Asociación Geología de Segovia.
Los Hidrogeodías pretenden acercar a la sociedad la hidrogeología y la profesión del hidrogeólogo y consisten en una visita guiada por geólogos, totalmente gratuita y abierta a todo tipo de público. En el caso del Hidrogeodía de Segovia, además, quería dar a conocer las aguas subterráneas y su importancia en el abastecimiento de la cuidad de Segovia y poner en valor las fuentes y los manantiales naturales de la ciudad.
Bajo una intensa lluvia, el recorrido comenzó a las del 10 horas del Centro de Interpretación del Barrio de San Lorenzo y los Valles y recorrió El Pilón de San Lorenzo y la Real Cacera de regantes de Enrique IV, la Fuente del Tío Pintao, la Fuente de La Piojosa, El Caño del Obispo y las fuentes de Santa Cruz, Los Jubilados y manantiales del Monasterio del Parral para acabar en la Fuente de la Fuencisla. Acompañados por tres expertos geológos, el público tuvo la oportunidad de distinguir lo que es un acuífero fisural, sedimentario y kárstico, conocer la historia de las fuentes y manantiales, la calidad de sus aguas y los problemas que ocasiona la contaminación de los acuíferos. Todos los participantes contaron con una sencilla guía del recorrido y los expertos utilizaron láminas ilustradas para facilitar la compresión de las explicaciones.
¿En la defensa del agua o en la defensa de sus actividades consuntivas de agua? Porque a la mayoría de los ciudadanos, nos ha perjudicado el uso que han hecho los regantes de nuestra comunidad y de otras comunidades (Murcia, Comunidad Valenciana, Andalucia.): contaminación de acuíferos, sobreexplotación de los mismos y desecación de manantiales, fuentes, arroyos y ríos, encarecimiento del recibo del agua por tener que suministrar el agua de lugares cada vez más lejanos y con tratamientos costosos, por esa sobreexplotación y contaminación de los acuíferos que teníamos en nuestras proximidades. Es imprescindible que se cambie de una vez por todas el enfoque que en las últimas cuatro décadas se ha dado a los llamados “pactos del agua que consistían en aumentar la demanda para la agricultura en todas las regiones, a costa del deterioro del paisaje, de la pérdida de calidad del recurso y, en definitiva, de poner en peligro en un futuro cada vez más próximo, tanto el abastecimiento a las personas y, aún más, a su propia actividad agrícola intensiva.